Tras meses de preparativos llegó nuestro día grande, la procesión del silencio del Jueves Santo. En esta procesión de estricta religiosidad penitencial, absoluto recogimiento y emoción todos los algareños nos unimos para acompañar a Nuestro Padre Jesús el Nazareno, el Cristo Crucificado y la Virgen de la Caridad en una marcha que nos recuerda el momento más duro y a la vez esperanzador de nuestra Fe como cristianos.
A pesar de la sencillez y sobriedad de nuestros tronos, la emoción se desborda cuando los pasos, engalanados con flores y llevados a hombros por los portapasos, cruzan la puerta de la Iglesia para hacer el recorrido por las calles de nuestro pueblo. Las caras de los asistentes son reflejo del profundo sentimiento y cariño con el que se vive nuestra humilde procesión. Y es que los algareños tenemos un defecto (o una virtud, según se mire) que compartimos con el carácter de algunos pueblos españoles; nos gusta lo nuestro, las tradiciones que hemos heredado de nuestros padres y que se celebran en nuestras calles. Todos admiramos las imágenes de Salzillo, los preciosos tronos de Cartagena o la representaciones bíblicas de Lorca pero, cuando realmente se encoge el corazón, es cuando llevas esa imagen año tras año y compartes estos momentos con tus seres queridos, amigos y vecinos. Este es, junto con la Fe Cristiana, el motor que nos empuja a sacar adelante esta procesión que cada año se supera con una mejor organización y mayor participación.
Volviendo a los hechos del pasado día 28 de marzo, la principal novedad fueron las túnicas que vestíamos los portapasos de los tres tronos y que fueron confeccionadas in extremis. A pesar del escaso tiempo disponible para tomar nota de las medidas individuales de cada portapasos y su posterior elaboración, se exhibieron en todos los tronos y recibieron un buen acogimiento por todos los asistentes. Gracias al trabajo de la directiva, costureras y demás miembros de la agrupación fue posible estrenar esta deseada vestimenta.
En cuanto al recorrido, realizamos el itinerario habitual por la calle Dos Huertos, Leon XIII, Avenida Filipinas, San Pablo, Calderón de la Barca, Piñero y Plaza de la Iglesia. Destacar que este año la asistencia de portapasos ha sido notablemente mayor y hemos podido realizar alternancias durante el recorrido, aspecto que hace más liviana esta penitencia, ya que la duración de la procesión fue de tres horas aproximadamente.
Además de los tres tronos nos acompañó la banda de tambores de la Agrupación que mantuvo de manera incasable el redoble de los tambores durante toda la procesión y que, sin duda, es imprescindible para poder posesionar. Destacar también el grupo de manolas y los estandartes que acompañaron a la procesión durante todo el recorrido y que también contribuyen a engrandecerla.
Llegados al final de la procesión, tuvo lugar el encuentro entre los tres tronos y el cante de la Salve Cartagenera a la Virgen de la Caridad. Tras este bonito momento, los tres tronos entraron a la Iglesia con las nuevas ruedas instaladas y la rampas de acceso que facilitan el trabajo de entrada y salida a los portapasos.
Por último, tras la procesión, nos dirigimos al salón parroquial para la tradicional chocolatada en la que recuperamos fuerzas y disfrutamos de la hermandad de nuestra Agrupación.
¡Viva la Semana Santa y viva El Algar!
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